El pasado viernes 16 de junio estuve en el aula 6 del Instituto de Ciencias de la Educación de Zaragoza reflexionando sobre la educación de hoy para las profesiones del futuro en la jornada para personal docente que organiza la red interdisciplinar de formación para la orientación a la profesión. Esta red está participada por representantes de medicina, veterinaria, humanidades, enfermería, geografía, derecho, ingeniería, economía y ciencias para el deporte.
El tema es peliagudo y el coloquio, en el que participaban representantes de la comunidad universitaria de Zaragoza, muy interesante, productivo y también inquietante. Sin duda, la educación para profesiones que todavía no están definidas supone un reto de difícil definición. Con este tema en la mente, me encuentro con el artículo que este fin de semana escribe Trueba, David, en El Periódico y que alude, justamente, a este tema educativo. Me quedo con este párrafo realmente revelador, que pone palabras a mi inquietud y la hace más entendible:
[…] si de verdad los empleos del futuro están por inventarse, lo único que merece la pena aprender es el nombre de los ríos, porque de lo que estamos seguros, si algún trasvase no lo impide, es de que el Duero, el Tajo, el Ebro y el Guadalquivir van a seguir donde están cuando nos muramos todos los que estamos ahora mismo vivos. La enseñanza aplicada a los empleos no es la base esencial de la enseñanza. He aquí un error habitual de los políticos. La enseñanza debería destinarse a formar los mecanismos de pensamiento y estudio de las personas, abrirles la capacidad de aprender, mostrarles el camino para ser personas creativas, plenas y solventes. También honestas, también articuladas, capaces de discutir con palabras, de asociar ideas, de relacionar la historia del pasado con la historia por venir y de entender que formamos parte de una humanidad que ha parido ingenios tan bellos, prácticos y eficaces que estudiarlos no es una condena sino un modo de rendirles admiración para tratar de emularlos algún día.
Os dejo aquí el link al artículo por si os interesa el tema: Artículo D. Trueba, Preparando la cena